viernes, 26 de abril de 2013

L. Londoño y la inconsecuencia

Hace ya más de 20 años, el Sr. Luciano Londoño López, escribió, en Cartas de Lectores del Diario Argentino “CLARIN”, sus célebres “CATILINARIAS” destinadas a reclamar el apoyo y la recordación a la memoria de Carlos Gardel.
Más que reclamos, eran recriminaciones por la desidia de las Autoridades de nuestro país, “por no estar a la altura de las circunstancias, en relación a los merecimientos y la envergadura del cantor, orgullo de nuestra América y de su Francia natal.”
No estamos fabulando. Repetimos sus categóricas afirmaciones del 22 de junio de 1985, cuya referencia figura en un libro de mi autoria.
Además, nos amonesta con esta rotunda afirmación:
“EN PARIS, MÁS PRECISAMENTE TOULOUSE, EN DONDE NACIÓ Y SEGURAMENTE CON EL PATROCINIO OFICIAL SE HA PODIDO RECIBIR HACE MESES A PIAZZOLA; A LA ORQUESTA MUNICIPAL DE BUENOS AIRES; AL SEXTETO MAYOR A OSVALDO PUGLIESE, ETC.”
En un intelectual de fuste como presume, a través de solemnes recomendaciones, sobre el arte de la escritura, debe colegirse que, sus conclusiones, fueron fruto de profundos estudios documentales.
Nadie podía aventurar que, tal conclusión, en Londoño, obedecía a un acto de superficialidad y pasatismo.
Sus lauros y homenajes deben haberse discernido a lo largo de su trayectoria consecuente, en sostener, con firmeza, el resultado de su seria contracción a la investigación de nuestro máximo rapsoda.
Sin embargo, pese a sus pergaminos y sin que mediara un proceso de profunda auto-crítica, apoyada en un copioso e incontrovertido aporte documental, el laureado catedrático, mudó de opinión, sin decir agua va.
Hoy es una de los más empinados defensores de la fábula oriental. Nunca se supo por qué ni dio razones de su mudanza.
Pero, lo más curioso es que, en su giro copernicano, no hemos podido conocer cuál es su verdadero aporte innovador, que lo apartó de su postura primigenia y lo depositó, para repetir el fabulario de los apóstoles de Tacuarembó.
Desde el 22 de junio de 1985, donde nos reprendió por no homenajear a Gardel, como debía ocurrir en Toulouse, - su ciudad natal -, han transcurrido muchos años, sin aportes históricos de terceros, que avalaran y reforzaran a su afirmación inicial, que hay que destacar, como un intento de contribución científica.
En su ayuda, con los años aparecieron, en apoyo de la ya célebre aportación de Londoño López, estudios de envergadura científica, como los de Simón Collier, Profesor de Historia de la Universidad de Essex; una verdadera Enciclopedia Gardeliana de Osvaldo y Julián Barsky, Profesor e Investigador del CONICET; Guadalupe Aballe, de alto rango en el Magisterio, especializada en la escolaridad de Gardel; el Dr. en Derecho Norberto I. Regueira, que examinó el “CASO GARDEL” desde el Derecho, la profesora universitaria Moniquè Ruffiè de Saint-Blancat, tolosana, y sobre todo, los eminentes investigadores Georges Galopa y Miguel A. Morena.
Todos ellos parecen haberle provocado un estímulo adverso.
Sin abrir juicio sobre sus valores profesionales específicos, Don Luciano Londoño L. me produce un profundo desengaño, por desdeñar una auto-crítica previa que lo redima y responsabilizar arteramente a su Vicepresidente, Jaime Jaramillo Panello, como usurpador de su firma sin denunciarlo ante CLARIN y la Justicia, durante 20 años. 

(Ver “AL RESCATE DE C.GARDEL”, pág. 33. Ed. Corregidor.)

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